miércoles, 23 de mayo de 2012

Me duele la cabeza, pero es porque me duele el corazón. Supongo que todos cuando cursamos la adolescencia tenemos una imagen del nuestro futuro, pero conforme vamos creciendo se va distorsionando, se transforma y finalmente cuando llegamos a la adultez, no damos cuenta que las cosas no se dieron como soñamos. Querer a la gente y esperar que nos quieran de la misma manera se hace difícil, es cierto que cada uno da el amor como puede, como le sale, pero es invitable sentirse triste cuando necesitas un abrazo y no hay brazos, cuando necesitas una mano y todos tienen guantes. Hace falta llorar, hay que hacerlo, es la forma en la que muchas personas reaccionan y se dan cuenta de la falta que te hace una palabra de aliento. Veo caras todo el tiempo, dibujo ojos en el papel, ojos tristes. Si pudiera dibujar en el mundo virtual, también esbozaría retinas, pero húmedas. Todavía me queda tiempo y pienso aprovecharlo, será cuestión de levantar las piedras o esquivarlas y seguir caminando, para que el sueño del ayer sea realidad. No te quiero fallar, no quiero que me falles.